martes, 13 de mayo de 2008

Las Crónicas de Snape Tomo IV: El Caballo-ero y su Hijo


Sólo faltan 3 tomos más...

Tenía ante mí un paisaje de lo más inverosímil, estaba en medio del desierto, era medianochey frente a mí una Torre Oscura, estaba rodeada de jardines con rosas rojas, esparcidas sin ton ni son por el lugar, como derramando sangre después de una cruenta batalla. La Torre atraía de algún modo u otro, era como estar contemplando algo mayor a tu propia existencia. Pero, qué se le va a hacer, me acerqué a la Torre, buscando una puerta por la cual entrar, cosa de tener un lugar donde resguardarme a la llegada del sol. No encontré más que una marca, de color rojo muy claro, turquesa... no sé, era como una garra, una mancha de sangre, no sé, puesta en un lado de la torre como un stencil. Así, al tocarlo, pude entrar a la Torre.

Al entrar, una luz me cegó y tuve que usar mi túnica para poder resguardarme, pues me debilitaba... escuché una voz que me dijo:

- ¿Cómo te atreves a entrar aquí, inmunda bestia?

Yo sólo atiné a decir:

- He estado viajando... mucho tiempo, demasiado... he estado en distintos mundos, universos...

- Vaya - dijo la voz - nunca pensé que tú, de entre todas las abominables criaturas, se elegiría a tí.

Pedí que se explicara y la luz se desvaneció, frente a mí estaba un caballero con armadura y un niño vestido de paje, estabamos en medio de un bosque, estaba a punto de amanecer y necesitaba refugio. Le dije:

- Lo que sea que quieras decirme tendrá que ser en un acueva o a la noche.

Luego de buscar rápidamente encontramos una pequeña entrada en una montaña. Era sábado.

Bueno... sigue siendo un misterio, creo que pronto sabremos de qué se trata.

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