Esta debe ser la película de la serie Drácula de Hammer, hasta ahora, que cuenta con más tiempo de Christopher Lee/Drácula en escena realizando sus labores sangrientas de muerte a doncellas o de posesión demoníaca, o al mal que se esté dedicando en ese momento. Y eso es un plus enorme, algo que le juega tremendamente a favor, pues combina una buena trama con los personajes que se terminan enfrentando con Drácula y a la presencia de este actor británico que parece no actuar nunca fuera de su elemento, y mucho menos en esta ocasión, en la cual si habla y dice sus líneas, para caracterizarlo en esta secuela como un monstruo, pero a la vez como un caballero que busca la venganza por la mancilla en la que han incurrido las personas para con sus posesiones y específicamente su hogar.
Esto es porque al inicio del filme, sabiendo que Drácula está muerto, la gente del pueblo aún tiene miedo de su castillo (como ocurría en "The Ghost of Frankenstein" (1942), pero nunca con tantas consecuencias), por lo que el monseñor y un ayudante van al castillo a rezar una plegaria y dejar una cruz gigante, pero el ayudante cae y rompe el hielo tras el cual se encontraba guardado Drácula (como el hielo que guardaba al monstruo de Frankenstein en "Frankenstein Meets the Wolfman" (1943), pero... ya saben, con Drácula) y lo revive al caer su sangre en sus labios. Drácula está indignado contra la gente del pueblo, que ha puesto una cruz en su casa, así que como un enfurecido escéptico va a vengarse. En el pueblo, la sobrina del monseñor es objeto de amor de un empleado de taberna, el cual es ateo, pero se verá envuelto en el embrollo de Drácula cuando el principal objetivo del mismo será esa sobrina.
La película es preciosa en su visualidad, los sets, los vestuarios y la sangre, la copiosa sangre se presenta de forma espectacular y en todo su esplendor gráfico, con un rojo precioso y que se siente intencionado para dar a conocer que sí, estamos filmando a color y estamos realizando las más hermosas películas de terror de nuestro tiempo. Ocurre algo especialmente curioso y tremendamente positivo, que es que cada vez que aparece Drácula en cuadro, pareciera que los planos hubieran sido creados especialmente para él, pues en el fondo y en los lados aparecen colores cálidos, rojizos, anaranjados, para acentuar aún más la maldad que representa y que lo rodea, sobre todo en esta película, en la cual el sentido de lo religioso y cómo se derrota a Drácula a través del bien es primordial.
Mejor que la anterior, pero aún faltando el genio de Peter Cushing para hacerla deliciosa, esta película se merece mi crítica positiva y la nota que le voy a dar.
8/10
2 comentarios:
This is definitely a better than average sequel, boasting great atmosphere and fine performances, even if as you rightly note, the absence of Peter Cushing is lamentable. Excellent review here!
Sam: Thanks! The absence of Peter Cushing was something that it was needed in all these inferior to the original sequels.
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