Una película con Christopher Lee interpretando a Drácula y Peter Cushing interpretando al Doctor Van Helsing peleando a bordo de una carreta tirada por caballos no puede ser mala, ¿cierto? Es como ver a Bruce Campbell peleando a los puños con Pinhead mientras patea en el trasero a Freddy Krueger, es así de épico, y algo así no puede ser malo. Pero cuando va a acompañado de un montón de malos actores jóvenes haciendo papeles insulsos de adolescentes de los años setenta completamente drogados y rebeldes contra la sociedad y lo antiguo... no podemos más que temer que sólo tendremos alrededor de 30 minutos (con suerte) de buen material dentro de una larga película de 90 minutos, ambientada en los años 70 y hecha en los 70. ¿Han notado que no hay nada peor que un intento de ser contemporáneo que en los años 70? Horrible.
Bueno, tenemos la historia de un grupo de jóvenes aburridos, y uno de ellos se llama Alucard, que se juntan para hacer un ritual satánico para traer de vuelta a Drácula. Entre los jóvenes está la nieta de el descendiente de Van Helsing, que es igual al Van Helsing de hace muchos muchos años atrás. Cuando Drácula vuelve, lo único que quiere es poseer y volver vampiro a la nieta de Van Helsing, así confirmando su venganza con justicia poética, luego de años de lucha sin igual. Claro que cada dos segundos somos interrumpidos por una escena de fiesta con música de los 70s o una escena en la cual estos jóvenes drogados se juntan en un bar para tratar de explicar lo que pasó en la escena anterior, lo cual no hace más que desacelerar el proceso del avance de la trama.
Aunque ya no transcurre en tiempos victorianos, que era el fuerte visual de Hammer, sí tiene el espacio para poder ambientar de manera espeluznante una iglesia desacralizada, que será la base de operaciones de Drácula. También debo alabar la gran cantidad de escenas que tiene Drácula y Van Helsing, que se encuentran en una pugna constante por existir, que vendría a ser una suerte de mensaje de la película, pues mientras Drácula trata de adaptarse a estos nuevos tiempos, y lo hace dividiendo su poder y teniendo a varios secuaces vampiros, cosa que no había hecho antes; por el otro lado tenemos a Van Helsing que lo que quiere es que la ciencia a la cual le ha dedicado tantos años de su vida pueda ser validada, y lo hace explicándonos constantemente acerca de lo que mata o cómo funcionan los vampiros, a través de diálogos con la policía.
La película es débil, pero tiene a Lee y Cushing, pero pese a las escenas iniciales y finales con ellos, no logra salvar a esta película de una mediocridad general que viene por no entender cómo son los jóvenes... así de simple... y por usar música donde no deben.
6/10
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