Cops, por Jaime Grijalba
Terry Pratchett es un autor interesante. Ha creado un mundo que es distinto al nuestro, pero que hace claras referencias al nuestro. Esto último puede resultar obvio, incluso tonto de aseverar, pero lo digo por que lo gracioso es que lo averigüé leyendo el libro y viendo que es el mismo autor el que lo dice. Discworld, este mundo creado, es plano y está apoyado sobre cuatro elefantes que a su vez se apoyan sobre una tortuga gigante que a su vez se apoya sobre... el autor nos dice de inmediato que preguntar más allá es ser quisquillosos y ya se sabe que la curiosidad mató al gato.
Pero no soy un gato, ni pienso morir pronto, así que de puro curioso me llevé a mi casa el libro que ven arriba (esa misma edición) y no es correcto decir que me lo devoré, sino mas bien que lo fagocité en un segundo y ahora forma parte de mi sistema. Debo aclarar que en mi vida me había reído tanto leyendo un libro, en sus primeras 100, había un promedio de dos risas por página leída, lo que da un total de 200 carcajadas y, por ende, 200 miradas extrañas por parte de mi hermano, gente en el metro, compañeros de universidad, o tu casual hijo de vecino.
Pero el humor no es estúpido o simple. Tampoco quiero decir que sea un humor obscuro que sólo pueden leer personas con un IQ de más de 8.000, sino que no es un humor de esos que hacen mucho sentido si no hay un cierto conocimiento de gramática y de acentos ingleses (lo leí en inglés). Lo que sucede es que el humor la mayoría de las veces no está dado por las acciones, sino por la escritura, la forma en que se escribe, las asociaciones libres, las infinitas referencias a un discurso que pertenece a nuestro mundo, pero no realmente al de Discworld. Esto queda claro cuando un personaje dice que no ha olvidado luchar, que es como andar en... algo en lo cual es difícil olvidar cómo conducirlo. Les juro que cinco minutos de risa se quedan cortos.
Pero basta, les voy a contar brevemente de qué se trata esta tremenda novela. Bueno, primero, trata sobre la City Guard, o la Guardia de la Ciudad, una organización encargada de "porteger y servir" a la ciudad de Ankh-Morpork, donde transcurre nuestra historia. Este pequeño grupo ya ha perdido su razón y está poblada de seres desagradables y que realmente no realizan nada por la gente en la ciudad. Se limitan a ser serenos, diciendo: "Son las doce de la noche y todo está bien", aunque tal vez todo no esté bien. A este peculiar grupo llega Carrot, un enano de metro noventa... bueno, entenderán que NO es un enano, sino un humano que ha sido adoptado por enanos y que se encamina a la ciudad con una carta de recomendación para entrar a tan (antiguamente) prestigiosa posición.
Al mismo tiempo, en las oscuras y mojadas calles de la ciudad, un grupo de personas encapuchadas y nada inteligentes se juntan en lugares donde pueden hacer ritos y rituales, pedir contraseñas y diálogos sacros para entrar a lugares mundanos, en una manzana donde todas las asociaciones secretas se juntan. Tiende a haber confusión, obviamente, después de todo, están todos juntos, y las contraseñas son todas tan parecidas, que el hijo de la viuda aquí, que el rubio con el plomo acá, puras cabezas de pescado. Pero uno de estos grupos busca controlar el palacio de Ankh-Morpork, a través de la aparición de un dragón que haría necesaria la aparición de un héroe que lo derrote y se transforme en rey.
Lo curioso del Discworld es que la magia es algo mundano y parecido a la electricidad, los letreros de neón funcionan con magia y los objetos mágicos se encuentran en la calle comúnmente, pero un dragón... eso es físicamente imposible. Es enorme y sus alas son tan delgadas que sería imposible que pueda sostener su propio peso aunque aleteara tan rápido como un colibrí. Es por eso que la magia es lo que hace que estos dragones vivan y sean malvados y coman gente y la incendien y todo eso. Aunque claro que existen dragones más pequeños, el más alto vendría a medir algo así como once pulgares, y su sistema digestivo es tan débil que los hace explotar ante lo más mínimo.
El plan es, entonces, el de llamar a un dragón y controlarlo, cosa que pongan un palo blanco y "derrote" al dragón, para ser nombrado rey, pero que el jefe de estos encapuchados sea quien controle sus acciones. Ellos mismos se nombran el "gobierno en las sombras". No es raro esperar que todo esto salga mal, de una manera u otra.
No puedo dejar de recomendar este desfile de risas a cualquier persona que quiera leer un libro en inglés. Llegas a querer a los personajes y las referencias a la política y el estado actual de nuestras cosas lo hace todo muy disfrutable y que se produzca esa risa que tanto me gusta que es la de "jo, jo, jo".
No recomiendo bajar libros, lo pueden encontrar en la Biblioteca de Santiago en la sección Juvenil, en la parte que dice "En Otros Idiomas", si no está a la vista, prueben debajo, levantando la cosa metálica que sostiene los libros.
Terry Pratchett FTW.
2 comentarios:
Me acuerdo que llevaste ese libro a Curacaví y me comentaste un poco sobre él. Interesante reseña. Lamentablemente siento que mi nivel de inglés cada vez empeora más y más... y sí decí que para entender los chistes necesito saber de inglés... aunque igual sería bueno pegarle una lookeada. Lo tendré en mi lista de libros para leer algún día.
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