Algunos supieron, otros no, pero durante la primera semana de Julio estuve prácticamente encerrado en mi casa escribiendo la escaleta de lo que sería mi primer largometraje, de hecho había empezado la semana anterior, pero no había avanzado mucho y me encontraba haciendo cualquier cosa en el computador cuando me ponía a escribir, perdía el hilo y temía no poder terminarlo antes de la entrega. Todo esto, hasta que un día leí inocentemente en uno de los blogs a los que estoy inscrito que la banda "Goblin" se iba a reunir y dar un concierto. El autor de la noticia estaba excitado con la noticia, pues según él, habrían hecho el mejor soundtrack de terror para una película en la historia.
Quedé interesado, y curiosamente decidí investigar un poco más, así que supe que la película de la que se hablaba era "Suspiria", dirigida por Darío Argento, cuya banda sonora es de autoría de Goblin. Me dió la tentación, y pese a que tenía que trabajar, decidí verla... ejem... legalmente, por supuesto. Amé la película, su dirección, su fotografía, sus actuaciones (aunque podrían haber sido mejores algunas), sus colores, su historia que parece un cuento de hadas, las muertes y, sobre todo, la música.
Goblin es una de esas bandas que no son muy conocidas por tu fan normal de rock and roll, aunque sea rock and roll del bueno, prog rock de hecho, e italiano más encima, que es de los más profesionales en ese ámbito (Progressivo Italiano). Esto se debe principalmente a que su música es esencialmente instrumental, siendo los únicos vocales una serie de cantos sin sentido o que son difíciles de entender. Encontré hipnótica y alucinante esta música, una verdadera delicia, vibrante. No tardé mucho en obtener el soundtrack de la película, nuevamente de la forma más legal que existe.
Luego de un rato de escribir sin poder avanzar, se me ocurrió una idea loca. ¿Qué pasaba si me ponía a escuchar música mientras escribía? Yo soy de esas personas que no escucha mucha música, menos cuando estudio, leo o trabajo en algo, por lo cual la idea era loca para mí. Sin embargo, traté, no había mucho que perder, si no podía avanzar, simplemente apagaba la música. Puse el disco de Goblin de "Suspiria" y los audífonos y me puse a escribir. Para cuando el disco había acabado, había avanzado más en esos 33 minutos de disco que en las últimas dos horas de trabajo, ni yo podía creerlo, tan sólo me di cuenta cuando se acabó la música y el silencio me envolvió, dejándome sin ganas de seguir escribiendo.
El sonido tenía una cierta frecuencia, una cierta ominosa presencia que me hacía escribir más y (por la nota lo digo) mejor. Debo decir que si no fuera por Goblin, tal vez no hubiera podido hacer esa secuencia de escenas en la morgue que me quedaron tan terroríficas y a la vez, sin que rompan con la estética de la historia. La historia quedó original y sin dudas que puedo decir que tengo la base suficiente para hacer un largometraje. El problema está en que voy a tener que hacer alguna manda para que Golbin me haga el soundtrack, porque si no, no la hago.
Al revisar la filmografía de Goblin, me di cuenta que había escuchado otro de sus soundtracks sin saber que era de ellos, era cuando vi "Dawn of the Dead", la película clásica de George A. Romero, uno de los mejores ejemplos de una película de zombies que tiene pelotas. Rápidamente me conseguí el soundtrack de esta película, y así alternando entre los dos, pude terminar mi escaleta y mi sueño.
Ahora los dejaré con un regalito, mis canciones favoritas de los dos discos, aunque todas son realmente recomendables:
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