miércoles, 28 de septiembre de 2011

Dog Day Afternoon (1975)

Attica, por Jaime Grijalba.
El primer Reality Show fueron transmisiones como esta, cuando ocurrieron hechos como este en la vida real, y en la cual se basa esta película. Ver esta película nos hace sentir ese morbo y las ganas de conocer más que deviene de las ganas de ver este tipo de situaciones en nuestra pantalla día a día, es intoxicante y poco se puede hacer para resistir esa sensación de que de verdad estás llegando a conocer a alguien más allá de lo que deberías, que estás entrando en lo íntimo, pero sabes que no puedes parar. Y como ocurre en los reality shows, todo es porque los mismos afectados son los que quieren que su realidad sea expuesta ante el público, y no por que se encuentran encerrados, sino porque aprovechan la atención que tienen encima de parte de todos para poder entregar un mensaje... si este es válido o no, depende de quién lo vea, de la época en que vivimos, de lo que sea que esté ocurriendo en esos días.

Vimos esta película en el ramo de Taller de Ficción, donde nos hicieron tomar atención a las formas en las cuales se da a conocer el subtexto de la obra, a través de los polos que presentan los planos. Lo olvidé. Me sentí completamente atrapado por la trama y cómo llegábamos a conocer a los personajes, la forma en que el público empieza a aclamar a los ladrones ante los gritos de "Attica" y se vuelven unas figuras a seguir y que serán aclamadas, apoyadas o burladas de acuerdo a los elementos que se empezaban a conocer de sus vidas privadas. Sé que no fui el único en sentirse completamente atrapado por lo que sucedía olvidando lo que tenía que tomarse en cuenta, pues nuestra ayudante también nos pidió que descubriéramos el dispositivo con el cual la película trabaja para darle un sentido de realidad, lo cual fue preguntado después por un alumno, principalmente porque se le olvidó qué era lo que debía hacer.

Sidney Lumet repite lo que hizo en "12 Angry Men" (1957), mostrándonos con tomas fijas, pero temerosas, la forma en que pasa el tiempo dentro del banco que se encuentra bajo la sombra del robo de este par de peculiares ladrones, por decir algo. Sidney Lumet sabe trabajar con lugares y elementos claustrofóbicos, y al igual que los jueces de la clásica película de los años 50, llegamos a conocer las personalidades de todos los personajes que se encuentran en la situación, vemos sus reacciones y hasta nos emocionamos con sus giros, Lumet sí sabe cómo filmar el comportamiento de los personajes en situaciones de presión, y en eso él es uno de los mejores directores de la historia del cine.

Al Pacino da una de las mejores actuaciones de la historia del cine, pero aún así pienso que el personaje interpretado por John Cazale es mucho más interesante por el enigma que presenta y por la fuerza de su interpretación, misteriosa como el actor que la realiza, que puede resultar incluso inquietante al saber el destino que tuvo este actor, comparándolo con ciertos pasajes de la película, sobre todo en su conversación respecto a los cigarrillos. Es una obra maestra y no hay más vueltas que darle.