jueves, 30 de agosto de 2012

100 Días de Terror - Nº 38: The Brood (1979)

Nueva Carne, por Jaime Grijalba.
Desde los tempranos días del cine de terror, esto es cuando ya se consideraba un género establecido y con la suficiente fuerza como para empezar a tocar temas profundos tanto de la psicología como de la sociedad (como los mejores ejemplos del género suelen hacer), se empezó a usar a los niños como figuras interesantes a la hora de recibir o causar el terror del cual se trataba la película. Creo que el ejemplo que primero se me viene a la mente de niños como causantes del terror es la clásica y seminal "The Bad Seed" (1956), donde era más el mal comportamiento y el mal como abstracto el que afectaba a nuestra joven malvada. Así, a lo largo de los años, se ha hablado e interpretado a cientos de niños malvados que producen horror en nuestros corazones, y se siguen haciendo hasta nuestros días. Sin embargo, creo que uno de los mejores ejemplos del terror infantil, llevado a un nivel biológico y sicológico más profundo, se puede ver en esta cinta de Cronenberg de fines de los años 70, "The Brood" (1979).
Desde una perspectiva más personal y sicológica empieza a realizar y escribir esta cinta el director más conocido y famoso del cine de terror sobre el cuerpo, David Cronenberg, que justo estaba pasando por un horrible momento personal, en el cual estaba separándose de su esposa y estaba en un juicio por la custodia de sus hijos. Se nota que esos elementos entraron en su consciente y fueron entrando de manera cada vez más explícita en su forma de contar la historia tanto visualmente como a través de los diálogos de los personajes. Trata sobre una familia que se encuentra dividida temporalmente: la madre se encuentra en tratamiento sicológico especial y el padre trata de vivir con su hija a medida que empieza a aparecer el peligro y el horror. Un día, luego de la visita semanal en la que el padre de familia lleva a la hija para que converse y se junte con su madre, encuentra que ella tiene rasguños y golpes en su espalda. El padre busca explicaciones al sicólogo en cargo de la extraña atención que recibe su esposa, sólo pára ser amenazado de que si aleja a la hija de la madre, malas cosas van a pasar.
La historia se desenvuelve y degenera en el horror puro rápidamente cuando la hija es dejada en la casa de su abuela y vemos en paralelo cómo la terapia que le hacen a la mujer nos descubre cómo odia a su madre. Rápidamente la película no tiene problema en poner en paralelo la idea de que el odio de ella se está manifestando en un pequeño bebé mutante que toma un martillo y masacra brutalmente a la madre de ella bajo la inocente mirada de su nieta. Esas criaturitas deben ser la cosa más diabólicamente asustadiza que ha salido de la mente de Cronenberg, una mezcla entre enanos asesinos y furias salvajes salidas de la naturaleza humana y de su rabia. Si hay algo que lamento, pero tan sólo un poco, es que la conexión entre la mujer y los ataques violentos es hecha muy rápidamente, sin dar lugar a la duda, el misterio y la investigación. Una oportunidad perdida en ese sentido.
Sin embargo, la fotografía, el maquillaje y esos horribles momentos finales hacen de esta película una obra importantísima del terror de los años 70, sin duda uno de los mejores ejemplos de lo mejor de la obra de Cronenberg y sin duda, un gran espectáculo actoral y artístico que merece ser visto lo antes posible.
9/10

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