miércoles, 11 de marzo de 2009

Miércoles de Cuentos: Más grande que Los Jaivas

Esto es un cuento colectivo, mi parte va en negrita, con su autor indicado al final del parrafo.
A comienzo del año, decidí formar con mi grupo de amigos un conjunto musical. Como muchos somos oriundos del norte, quisimos darle un toque andino a nuestra música. Para esto, necesitábamos instrumentos nortinos. Yo propuse con entusiasmo comprar un charango, pero no cualquiera, sino uno eléctrico. Qué mejor lugar para encontrarlo que la Feria Santa Lucía, reconocida por sus instrumentos folclóricos. Así comienza mi búsqueda. (Mariajosé Entrala -- algunos ya la conocen, fue a lo del bar)
Miro alrededor, mis ojos buscan entre los objetos colgados y expuestos. Primero, veo lapislázuli, lo único musical de eso es su nombre. Luego, zapatos. No, no me sirven. Después, vestidos. ¿Acaso aquí no hay nada útil? Cositas brillantes, se ven bien, pero no es lo que busco.
Para llegar a mi destino, debo conejear por entre la gente, por medio del pasillo, evitando chocar con plantas y faroles. Luego de caminar un rato, llego a un cruce. Ahí, una tienda no me deja seguir hacia la dirección a la que voy. Debo decidir: ¿izquierda o derecha? Miro alrededor, y, en un instante llega a mis oídos el sonido de una canción andina. Viene desde la izquierda. Camino unos cuantos metros y, finalmente, llego a la tienda. (Pablo Javier Collao)
Al final, tanta caminata me sirvió para darme cuenta de lo relajado del ambiente dentro de la feria, en comparaciñon con el exterior de ella. Mientras afuera la gente se ve siempre apresurada, adentro parecen tener siempre tiempo. Ayuda el olor a incienso, que marca una diferencia radical con la ciudad. Sin embargo, los ruidos de Santiago aún persisten. (Ignacio Gallegos)
Le digo al vendedor: "Quiero un instrumento que no recuerdo, en estos momentos, cómo se llama, pero cuando le diga esto me va a entender: Quiero ese instrumento que cuando lo oyes, te lleva al rincón más cálido del norte, que con sus doce cuerdas sonando te da la sensación de que la misma Violeta Parra estuviera a tu lado, y que te enternece cuando lo ves al lado de una guitarra, tal como una madre con su hijo... ¡Ah, un charango!" (Yael Mandler)
Mi búsqueda ha llegado a su fin. El vendedor, me entrega mi charango y siento su poder. Puedo sentir las notas fluyendo dentro de mis dedos. Este instrumento ha marcado el comienzo de mi carrera musical. A causa de esto, seré más grande que Los Jaivas. El folclor chileno, por consecuencia, seguirá contando con artistas jóvenes.
Nota (en el siguiente orden, por párrafo): 6.0, 7, 7, 7, 6.0, 7
Buen grupo.
PD: ¿Por qué no comentan?

6 comentarios:

Eduardo Araya Cortez dijo...

Qué tal Jaime, ayer estaba aburrido y estuve a punto de ver LOS VIGILANTES, pero antes vi el trailer, un par de reseñas y tu consejo, y decidí no ir. Aparte nunca he sido muy fan del cómic ni de los superhéroes .

Oye, el cuento parece un trabajo de colegio (o de universidad, según la etiqueta). Es difícil que un texto tan corto resulte bien con tantos autores metiéndole mano jaja.

Saludos!!

MR. Saturn dijo...

somos timidos jijijiji

xupi42@gmail.com dijo...

y como mierda se evalua eso?

en el reconocedor de letras me salio: TURBIA

xupi42@gmail.com dijo...

y no alcancé a votar...hubiera votado por a simple hisrory

Joseto dijo...

lo mismo que xupi, cmo lo evaluaron? ¿? (pregunta capciosa)

papi dijo...

Lindo cuento, da gusto cuando a uno le toca un grupo bueno pa los trabajos, y lo de las dudas acerca de la evaluación no lo entiendo, abajo están la notas por párrafo y el viejo pone la nota que se le pare el hoyo poner cuando lee cada trozo, según su criterio académico, como lo de poner un 3 por un hipérbaton y eso. Misterio resuelto.