sábado, 21 de enero de 2012

Salpicado de Sangre

por Jaime Grijalba.
"De verdad no puedo faltar a esto" me dije cuando revisé una vez más la programación de la Quinta Maratón de Cine Madhouse, sobre todo cuando aseguran que "The Legend of the 7 Golden Vampires" (1974) será mostrada, y pese a ser lo más lejano a una película favorita mía, sí es una película tremendamente entretenida y una que es necesario ver para poder creer cómo los vampiros se mezclan con el kung fu en una locación hongkonesa. Al diablo con mis amigos, no los iba a esperar, necesitaba ver eso en persona, aunque me sentara solo en un rincón. Ya habían pasado algunos minutos desde las 3 de la tarde, pero podría tomar una micro cerca de mi casa que me dejara, aunque sea cerca del bar donde todo iba a transcurrir. Tomo mi billetera, mis llaves y mi celular, me despido de mis padres y salgo de mi casa.
Misterio me había llamado minutos antes de que tomara la decisión, me había dicho que recién se estaba despertando, y que con Papi iban a juntarse para ir a la Maratón. Había decidido esperarlos, pero la sensación de estar perdiéndome algo hizo que me arrepintiera y en ese momento estuviera caminando en dirección al paradero de micro que queda a la vuelta de mi casa. El día está soleado y caluroso, lo cual me da esperanzas de la frescura de un interior donde se pasan películas y se pasa bien, así que no me preocupé demasiado. Llegar al paradero de micro era fácil, pero la dirección del bar donde el evento se estaba realizando (en Irarrázaval 1060) se encontraba en la oscuridad para mi mente... no confiar en los mapas es algo que me ha enseñado el tiempo en el que me he movilizado por mi cuenta en Santiago. Esperando la micro, a mi lado llega un rostro conocido y que no veía desde hace algunos meses: Carol Araya.
Nos conocemos de teatro y hace poco había actuado en un pequeño ejercicio para un ramo, justamente en mi casa, y me dijo apenas me vio que se estaba acordando que yo vivía por ahí. Nos saludamos y cuando íbamos a decir que estábamos haciendo por ahí, llegó la micro D03, me acerqué al paradero y me dijo que ella no tomaba la micro, así que se despidió de mí y yo me subí a la micro. No es que pensara que ella fuera a una maratón de cine violento y sangriento, pero en el fondo tal vez había una pequeña luz de esperanza: habría sido genial. Pero ya arriba de la micro poco queda que hacer, salvo estar tremendamente atento a las calles que se suceden, los giros y las vueltas.
Pero no pasan más de tres minutos para darme cuenta que ya tengo que bajarme. La calle que había dicho el mapa estaba frente a mí, pero yo dudaba. Mi vista ha ido empeorando con el tiempo y me encontraba a unos buenos veinte metros del cartel de la calle, por lo que tuve que forzar la vista mucho para poder vislumbrar una palabra que empezaba con "S" y se extendía por poco por el cartel, así que me bajé de un salto de la micro. Fue en ese momento en que me di cuenta de tres cosas: primero, hacía mucho calor, demasiado, estaba completamente empapado de sudor. Segundo, no había pagado la micro al subirme, me dio un poco de vergüenza, pues odio a los que saltan el pago del TranSantiago. Tercero, fácilmente podría haber caminado hasta este punto, pero me justifiqué personalmente diciendo que estaba "atrasado" y quería llegar lo más pronto posible. Sacudí mis hombros brevemente, la micro partió al lado mío y yo empecé a caminar, mirando los números de las tiendas completamente cerradas.
Hay algo poético en el caminar durante la hora de más calor del verano un día sábado por una calle que usualmente está siempre llena de gente comprando o simplemente paseando. Aparte de eso, estaba caminando en la vereda incorrecta, porque sólo habían números impares, y ya había cruzado la calle al otro lado, y al final de esa vereda no había otro cruce. Tampoco pasaban muchos autos, así que simplemente caminé al otro lado de la calle y empecé a buscar el número 1600. No lo vi, pero sí vi el único lugar abierto en muchas cuadras a la redonda, una puerta que daba a una escalera que subía a una oscura penumbra y sonidos de gritos y espadas: este era el lugar... pero no veía a nadie entrar o salir del lugar, y eso me dió mucho miedo.
Sabía que estaban dando las películas, las escuchaba afuera del local, pero no entré de inmediato. De hecho, esperé veinte minutos antes de entrar al bar. Lo que pasa es que yo me siento un ser que, de alguna manera, es puntual, pero eso no me ha causado muchas alegrías siempre, sobre todo cuando se ve lo que pasa en las reuniones sociales o cuando dices que te debes juntar en un lugar... sabemos que el chileno no es una persona puntual, así que muchas veces me he quedado solo, esperando, en un lugar vacío o con muy poca gente que no conozco. Ese miedo me tuvo afuera por mucho tiempo, esperando que alguien pasara, o con la vaga ilusión de que mis amigos aparecieran. Sin embargo, el ver que entraran dos parejas (hombre y mujer) al local, me dió las fuerzas necesarias para subir.
Se escuchaban golpes y gritos mientras subía las escaleras. Me detuve a la mitad porque arriba de todo la pareja que entró antes que yo estaba hablando con alguien y no me permitían subir. Esperé un par de minutos y ellos finalmente avanzaron. Cuando llegué al final de la escalera, me recibió un hombre corpulento pero no mucho más alto que yo, que usaba una polera negra manga corta. Me tomó la mano y me saludó, me dio la bienvenida y me pasó un ticket, dijo que era para un sorteo que se iba a hacer al final del evento, una caja de cerveza Rock, uno de los auspiciadores del evento. Le di las gracias y me giré para ver el lugar en el que estaba.
Era un bar, pero como después de una hecatombe zombie. Las sillas y las mesas estaban repartidas desordenadamente y la mayor parte de ellas estaban amontonadas contra la pared contraria a la cual se estaba proyectando la película. No había más de diez personas y las ventanas estaban completamente tapadas con carteles y cartones que mostraban los auspiciadores. Junto a la escalera de entrada había una pequeña vitrina con DVDs y Blurays a la venta de parte de los organizadores. La barra era preciosa, completamente de madera y con un diverso número de bebidas dispuestas para servir. Y junto a la barra, un pequeño puesto de Cerveza Rock. El ambiente se llenaba con el audio de la película que se estaba proyectando y las quedas risas de los asistentes, que no eran más de diez en esta parte. Decidido, me senté solo en una silla que se encontraba junto al proyector y al lado de la escalera que bajaba al "sótano" del bar, donde se estaba dando otra película, y a veces el sonido se mezclaba, pero pese a todo pude disfrutar de más de la mitad de "The Legend of the 7 Golden Vampires" (1974).



Unos minutos antes que terminara la película, se me acercó el mismo hombre que antes y me pidió la mitad de mi boleto, pues me lo había pasado entero y no tendría un respaldo para la hora del sorteo. Le paso la mitad del boleto y sigo mirando la película.
Cuando la película termina, me levanto. Los organizadores salen al frente y anuncian que van a dar un cortometraje. Sé que en el subterráneo van a dar "Repo Man" (1984) dentro de pocos momentos, pero también supongo que mis amigos están por llegar. Los llamo por teléfono mientras anuncian el título del cortometraje que van a dar. Misterio y Papi están en camino, ya están por llegar, y me piden que les guarde un puesto donde sea que vayamos a estar. Corto y bajo las escaleras a la oscuridad, me agarro de los barrotes hasta que noto el reflejo de una luz verde que ilumina el sótano, un lugar donde hay varias mesas vacías y sillas, así como pocas personas mirando lo que se está proyectando en la pantalla: un hombre vestido de doctor y una mujer completamente desnuda cubierta de sangre. Camino lentamente y me siento en una silla a la oscuridad y veo que la mujer desnuda y cubierta de sangre está haciéndole un fellatio al científico.

"Re-Penetrator" (2004), de cuya existencia me había olvidado en la programación, era el cortometraje que estaban dando y yo lo estaba viendo. Era porno y poco más, la vi mientras revisaba facebook y twitter en mi celular. Ver porno en grupo, como dije en twitter, debe ser algo catártico para algunas personas, pero para mí resultaba tremendamente incómodo, pensar en las cosas que pasaban en la mente de las cinco personas que estaban conmigo en el subterráneo, entre las cuales se contaba una mujer, que miraba constantemente al suelo mientras la película seguía su monótona, aunque evidentemente original, rutina.
Terminó el cortometraje y encendieron las luces. Los cabros de "Cinema Cuneta", un sitio web con pocas aspiraciones, pero muchas ganas de hablar de cine, dieron las gracias por venir y dieron las gracias a "Horror Fucktory" por el cortometraje que mostraron. Anunciaron que iban a dar "Repo Man" (1984), la película que yo más esperaba, y mis amigos aún no venían. Rápidamente los llamé y me dijeron que estaban a punto de tomar la micro que los llevaría acá. Me paré de mi silla, a riesgo de poder perder la mesa, y subí las escaleras nuevamente, no sin antes escuchar a mis espaldas el sonido del inicio de la película. Arriba habían unas veinte personas mirando otra película, una de zombies por lo que escuché, y bajé las escaleras que me llevaban al calor de la calle.
Estaba aún más caluroso que antes, si es que eso era posible. El ambiente se sentía más "lleno", de alguna manera. Más personas esperaban en el paradero de micros que estaba junto al bar y harta gente que yo había visto tanto en el salón principal como en el subterráneo, fumando un cigarro o simplemente estirando las piernas. Yo estaba atento a la mayor cantidad de micros que pasaban, pues estaba seguro que llegarían en cosa de pocos minutos. En un momento, después de unos cinco minutos, decido mirar en la dirección contraria y por la vereda donde yo me encontraba, a unos cuantos metros caminaban en mi dirección Misterio y Papi, mis dos amigos, que venían a educarse y a entretenerse. Los abracé y saludé con mucha fuerza, pese a que ya los había visto el día de ayer (y el mismo día en la mañana), pero nunca hace falta demostrar un poco de cariño a las personas a las cuales le tienes afecto.
Papi me anunció que tenía tiempo para ver una sola película y me dijo que viéramos una buena. Yo me sonreí y les dije que me siguieran, que les tenía una mesa esperando. Subimos las escaleras de entrada y ellos dos fueron interceptados por el mismo hombre que me interceptó a mí cuando entré. Les entregó los boletos para el sorteo (ahora bien cortados) y luego bajamos las escaleras que nos llevaron al sótano. Nos sentamos en una silla que quedaba cerca de la pared donde se estaba proyectando la película y nos pusimos a verla y comentarla. Creo que no había pasado un mejor tiempo viendo una película que con esa en mucho tiempo. Ellos pidieron cervezas y conversábamos mientras la película iba por sus derroteros. "Repo Man" (1984) fue mi favorita de ese día.

La película terminó y encendieron las luces. Los chicos de Cinema Cuneta pasaron adelante diciendo que iban a hacer un concurso y que el premio iba a hacer un shop de cerveza Rock... algo de lo cual no iba a ser muy fanático. La pregunta iba a ser sobre cine, y aunque no estaba muy entusiasmado por el premio, presté atención. La pregunta fue cómo se llamaba el demonio que poseía a Regan en "The Exorcist" (1973), primero miré atrás mío y al ver que nadie decía nada, yo la levanté y me apuntaron. Dije "Pazuzu" y todos me aplaudieron, me reí un poco cuando me hicieron pasar adelante y tuve que mirar a una cámara y saludar y decir "Pazuzu" nuevamente, me gané un shop y todo, tenía que ir a buscarlo arriba, justo cuando iban a poner la siguiente película, presentada por Horror Fucktory, y esta era "La bimba di Satana" (1982), sobre una muerta no tan muerta y su influencia sexual sobre los vivos. Le pedí a Misterio que me acompañara arriba y dejamos a Papi sentado guardando el puesto, pues de todas formas tenía que irse pronto.



Subí las escaleras conversando con Misterio, contándole cómo siempre me acuerdo de Pazuzu por la serie Futurama y cómo llamaba el Doctor Farnsworth a su gárgola, de hecho me puse a imitar al doctor. Misterio sólo sonreía. Me acerqué al stand de cerveza Rock y el tipo de Cinema Cuneta se me acercó y le dijo a la tipa que estaba a cargo que me había ganado un shop. Me preguntó por el sabor de la cerveza, yo simplemente me dirigí a Misterio, que fue quien eligió, y así nos sirvieron un vaso plástico con una cerveza negra y de olor penetrante. Bajamos la escalera para encontrarnos con el final de una escena lésbica, algo que se iría a repetir en esta versión Hardcore de una cinta italiana de terror con muertos, sangre y muchos fellatio.



En un momento de la película, el proyector dejó de funcionar, y Papi aprovechó esto para irse del lugar, después de abrazarnos fuertemente y despedirnos. Misterio y yo nos quedamos viendo la película, de la cual nos burlábamos por sus constantes escenas de sexo, así como su estruendosa música. En el intertanto, esperaba a que llegara otro amigo, Don Pato Gajardo, un compañero de la Universidad que tiene más edad que yo pero que va en un año anterior al mío, cosas de la vida supongo. Me había contactado con él vía Facebook a través de mi celular que tiene internet incorporado y con el cual había estado jugando durante toda la tarde mientras veía la película.
Terminó la película e hicieron otro concurso, del cual yo me abstuve porque pensé que sería injusto seguir ganando cosas que no voy a estar tomando y que puede disfrutar otra persona con más ganas de tomar cerveza que yo. De todos modos me sabía la respuesta, pero no la dije. En eso mostraron un horrible cortometraje español de un doctor que terminaba matando gente... no me acuerdo ni del título de lo malo que era. Lo que pasó es que luego pusieron "Fear(s) of the Dark" (2007), una película francesa de animación que trata sobre los distintos miedos que existen, a través de diversos cortos de diversos directores, en su mayoría primerizos en este mundo de la animación, al menos al parecer. Mientras la película llevaba veinte minutos, llegó Pato Gajardo, al cual presenté a Misterio (y viceversa) y seguimos viendo la película, la cual como todo compilado, tuvo altos y bajos en toda su extensión.



Apenas terminó la película, vino Cinema Cuneta e hizo otro concurso y avisaron que iban a grabar a la gente para su sitio y su nueva edición, y a los primeros que interrogaron fueron a nosotros: Misterio, Pato y yo. Respondimos con lo que se nos ocurrió y salimos rápido del trámite, una versión bastante disminuida de la entrevista la pueden ver en el mismo video que puse arriba. Lo que pusieron después no tenía nombre, era otro corto español de efectos y filmaciones horribles, pero sin ningún encanto. Nos dedicamos a conversar y esperar lo que nos habían anunciado: un show especial y de alguna manera... provocador. Ya habíamos visto a una chica inusualmente flaca y con un traje de escolar... y nos quedamos claros con la calaña de show que iban a presentar.
Una serie de imágenes religiosas llenaron la pantalla, una música sacrosanta empezó a sonar y un hombre vestido de cura (de manera muy floja) entró al escenario y empezó a rezar (el escenario siendo el suelo frente a nuestra mesa en el subterráneo, así que estábamos en una posición privilegiada para disfrutar de lo que fuera que viniera). Y muy cerca de nosotros entró la niña que antes habíamos visto: rubia y con coletas, vestida de manera muy sexy como colegiala e inusualmente flaca (como repitió muchas veces Misterio). Obviamente ella sedujo al cura (jaja, una colegiala seduciendo a un cura, ahora lo entiendo qué original... no). Y así ella fácilmente despojó a este hombre de su vestimenta superior, dejándolo expuesto a su boca y sus manos, mientras ella se sacaba sus prendas quedando sólo en una ropa interior negra de un material plástico, lo cual la hacía parecer una dominatrix. Así es como ella sacó un cuchillo y con él le hizo un "corte" al hombre en el cuello, saltando sangre falsa por el suelo y todo su cuerpo. La gente gritaba y ahora sonaba un pesado rock&roll con tintes góticos y de growl. Ella empezó a dominar al hombre, saltando más y más sangre, acercándose más y más a nuestra mesa.
Pese a que Pato después dijera que era el show más penca dada las posibilidades... la sangre falsa en mi brazo con la última salpicadura fue todo lo que necesité para llamar a ese día un excelente día.

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