El estilo de Juan Marín es fresco, rápido y ágil, se mueve por los eventos rápidamente, ahorrándonos reflexiones sobre cada evento de la narrativa, siendo bastante explícito en que debe apurarse con lo que está contando, pues no quiere aburrirnos con monólogos sobre la particularidad social de cada hecho que nos presenta.
Esto no significa que Juan Marín sea un desconscientizado, un simple entretenedor que cuenta historias amenas para obtener un dinerillo rápido, para nada. Él a través de estas historias logra mandar enormes mensajes acerca de las características psicológicas del ser humano cuando se ven bajo la presión de las circunstancias. El comentario social y político no se deja de lado, incluso el racial, que se ve claramente en las dos obras que he leído de él.
Pero lo más interesante es que no es un escritor localista. No tiene la obligación que parece sentir todo escritor chileno de escribir sobre su lugar de nacimiento, sobre Chile, sobre los grandes lugares y descampados que ha visitado, sobre el campo chileno, sobre el folclore, nada. Puede haber algún personaje chileno, pero eso no pasa de la anécdota, sin pasar de lo descriptivo, caracterizador y no mucho más.
Esto último lo digo pues este libro es parte de una colección de libros de autores chilenos que muchos de nosotros puede tener, son unos libros café que dice "Los Grandes de la Literatura Chilena", y este es el tomo 22 que contiene "Naufragio" y "Muerte en Shanghai" de Juan Marín, y es el primero en el cual ninguno de los hechos ocurre en Chile. Esto es importante pues le da al autor un carácter distinto, mucho más interesante que el que cualquier otro autor chileno podría tener, no le molesta hablar de algo que no sea de Chile, él era un fascinante viajero, explorador y observador.
Si quiere saber más sobre Juan Marín, leer su biografía, algunos ensayos sobre él, sobre su trabajo como embajador, etcétera, visite la completa/incompleta página Memoria Chilena sobre el autor. Pero ahora voy a criticar las dos obras de él que he leído.
Naufragio, de Juan Marín.
Chileno se encuentra en Inglaterra. Chileno quiere volver a Chile. Chileno se embarca. Chileno naufraga. Chileno junto a tripulación vive en una isla desierta. Chileno vive dudas, penumbras, locuras... Chileno sobrevive.
Parece que hemos oído eso antes. Bueno, pero no creo que lo hayamos oído de la manera en que Juan Marín nos presenta la historia que tanto fascinó a la gente en los años mozos: la historia del mar.
Es una novela corta, tiene 80 páginas exactamente, y resulta ser una de las experiencias más completas que he tenido sobre lo que una persona vive cuando está en un naufragio (aparte de Robinson Crusoe), sobre todo si pensamos en los aspectos sicológicos del personaje, lo que pasa por su mente y cómo lo lleva a actuar ese pensamiento.
Pero el hecho de que sea tan corto el relato, me llevó a subrayar las partes que más me sorprendieron de su narrativa, por lo cual les transcribiré eso, para que noten lo original que hay en él, lo entretenido que resulta leer esto, cosa de que lo lean por ustedes mismos en un futuro cercano (ya dejo que está recomendadísima esta novela corta).
"Naufragio" es corta, y nos lo dice el mismo narrador protagonista al partir el libro, ahorrándonos explicaciones acerca de cómo llegó a Inglaterra:
Larga historia es, para ser contada en esta ocasión, la que explique mi arribada a esas lejanas playas.
También nos ahorra toda clase de reflexiones acerca de su estado anterior a los hechos, el libro se llama Naufragio, y eso es lo que nos viene a contar:
La vida, especialmente la del corazón, está determinada por extraños designios, y ante ellos más vale silenciar las justificaciones.
Lo cual no significa que el escritor haya sido flojo a la hora de crear el personaje, estas mismas omisiones nos habla del personaje en sí. Sin embargo, el escritor satisface de alguna manera nuestra curiosidad, además de lanzar cierta crítica política contra el estado de Chile en ese momento:
Fueron en mi país años duros los de aquel tiempo: el gobierno era de esos que suelen llamarse de "mano firme", y que con frecuencia son de látigo implacable y ciego. Una revolución había llevado al mando a un grupo de hombres, en el fondo bien intencionados, que comenzaron aplicando el fuego cáustico en donde era, en realidad, necesario hacerlo(...) a poco andar, aquellos hombres de buena intención, mas sin ninguna experiencia política, fueron siendo absorbidos por la poderosa oligarquía del país.(...) el látigo que se había alzado para castigar a toda aquella gente ensoberbecida, se volvió contra los de abajo, contra los que con sus puños y sus pechos habían contribuido a levantar aquel gobierno desde las barricadas.
Una de las frases más frías que lanza el narrador la subrayé por que es muy cierta y siempre hay que tenerla en cuenta:
de nada valen títulos y conocimientos cuando se está en tierra extraña.
El narrador sabe que sabemos cómo es un puerto inglés, está consciente de que la historia que cuenta no es la primera de su tipo, por lo que dice:
Todos saben lo que era un puerto inglés diez años atrás. Para su descripción existe una especie de "clisé" literario que puede ahorrarme muchas palabras. Todos lo conocen, ¿verdad? Recurriré, pues, a él para no abusar de la atención de ustedes.
Juan Marín es un gran viajero, observador, esta historia está basada en un naufragio real, lo cual nos asegura el narrador protagonista:
Deseo abreviar. Sé que este relato podrá parecer ante muchos como cosa truculenta, totalmente fantástica y evidentemente inverosímil, producto absurdo e hipertrofiado de una imaginación enfermiza. No obstante, es verídico. No quiero recargarlo con adornos innecesarios, que sólo harían más dudosa su veracidad.
Juan Marín no era un ser poético, aunque su primer libro fuera un poemario futurista, sino mas bien un hombre de ciencia, de ahí su intención de no adornar la realidad, que ya es fascinante de por sí, cosa rara en la literatura chilena, que cae en la constante poetización de las frases. Sin embargo, el personaje narrador también conoce los intereses del público que escucha historias, por lo que se pregunta:
¿Diré aquí que el día en que me embarqué, una muchacha rubia fue a decirme adiós junto al molo del dock 21 y me entregó su fotografía para que la llevara siempre conmigo? Sí. Es oportuno que lo haga constar,
¿Por qué subrayé siempre los momentos en los cuales el narrador era consciente del soporte escrito en el cual se encuentra? Por que me encantan esos momentos, además de romper con el canon de estas historias que cuenta con la regla de describir todo en todo momento, como el siguiente párrafo:
No he de contar los mil y un detalles de nuestra travesía por el Atlántico, ni describir por separado a cada uno de los veintisiete hombres que formábamos la tripulación. Los sucesos se encargarán de irlos presentando. Por ahora sólo me referiré a los principales.
Diré primero que los meses de abril y mayo y la mitad de junio transcurrieron sin novedades que merezcan especial recordación.(...) Una larga singladura en velero y con buen tiempo de brisas moderadas es como un poema de Byron(...) ritmo y melodía, melodía y ritmo, hasta la embriaguez, hasta la desesperación, hasta la inconsciencia.
Hay partes muy entretenidas y graciosas en el libro, sobre todo si se toma en cuenta la cantidad de distintas nacionalidades que están presentes en el barco, como ocurre acá:
Hablaba este Sanders con un maldito acento tan cerrado, que hacía dificultoso el comprenderlo. "She is a bonnie lassie", decía, por ejemplo, en lugar de "She is a nice girl",
Como ya dije, que el personaje principal sea chileno lo ayuda a caracterizarse, presentándose aquí una mínima señal de localismo:
Fue una noche, la trágica noche del 23 de junio, noche de San Juan, cuando en todas las casas de mi país arde el fuego hogareño y los corazones interrogan el destino.
Es en la página 23 donde recién conocemos el nombre del protagonista:
Comenzaba mi día: el día de mi santo. No les he dicho todavía que mi nombre es Juan - Juan Roca; nombre duro, ¿verdad?
Siempre me he preguntado qué tiene de malo decir los años, los nombres de los lugares, etcétera, cuando se cuenta una historia en los tiempos mozos, qué importa:
mis recuerdos más gratos y más amargos no fueron para ella: fueron y serán siempre para los seres de X..., el pueblo que me vio nacer y luchar, y que vio morir de golpe todas mis ilusiones.
Las referencias bibliográficas están a la orden del día, como se suele decir:
Quedábamos catorce hombres. "Trece hombres y un capitán", como en la novela de Teodoro Pliviers, que hacía tiempo yo había leído, tranquilo, en mi cuarto bien iluminado y calefaccionado en X..., en la amable y dulce compañía de mi pasional amiga de ese entonces.
La novela corta es un género muy difícil de escribir, pero sabe probar las aptitudes de un escritor, que puede contar una historia completa y complicada en pocas páginas. Este libro demuestra el poder de Juan Marín como narrador, queda absolutamente recomendado.
Asesinato en Shanghai, de Juan Marín.
Fue muy interesante leer esta novela corta, pues aparte de ser mejor que Naufragio, cuenta una historia que no tiene absolutamente nada que ver con nuestro país. Ocurre en China, con personajes chinos, japoneses, manchúes, coreanos, etcétera. El conocimiento de los conflictos entre estas naciones y los sentimientos nacionalistas que hay en esos lugares se sienten reales y son verídicos.
La historia es sobre un plan maestro para asesinar al alcalde de Shanghai, un chino que ha caído en las redes de la corrupción, un colaboracionista con los japoneses, que ha conquistado gran parte de China. La historia es apasionante, tanto desde la perspectiva del plan en sí, así como con los pensamientos que cruzan la mente del revolucionario que perpetra los actos.
La historia procede de muchas formas, mezclando varios géneros y mundos literarios, algo completamente insospechado para un escritor de su época, menos si pensamos en su nacionalidad. La obra pasa por los ámbitos de la novela social, la de reinvindicación, el cuento exótico oriental, una noveleta de espías, un cuento de un asesinato, la crónica del que escapa de su nación, la memoria del refugiado, un cuento de romance platónico, un tomo de sociedades secretas y una novela de intrigas políticas.
Quiero decir algo, pero no me atrevo. Creo que lo voy a decir de todos modos. Nos encontramos ante puro Pulp. Una historia entretenida, con rasgos que atraen al lector (la perspectiva del asesinato y la locación exótica), para poder finalmente escribir sobre ello o sobre otra cosa (tal como ocurrió con el cine de exploitation en los años 70). Después de todo, un viajero como Juan Marín se caracteriza como un autor eminentemente pulp, publicando principalmente en periódicos o editoriales baratas, dejando fuera de sí todas las historias y experiencias que lo han intoxicado por dentro.
La verdad es que realmente aluciné con esta pequeña historia, disponible en su colección más cercana de literatura chilena, así como estar disponible en diferentes ediciones siempre a la venta en la última Feria del Libro de Santiago. Si quieren pasar un buen rato leyendo un autor chileno, cosa que de verdad a mí me pasa muy poco, lean estas dos magníficas historias de Juan Marín.
Fue tanto así que quiero hacer la película de Asesinato en Shanghai, he firmado un deal con la Weinstein Co. para producirla y distribuirla el próximo año en Estados Unidos y gran parte del mundo. Va a ser una producción multi-nacional, pues será filmada en idioma. A continuación el casting:
Tony Leung en el papel protagónico del asesino sin nombre.
Zhang Ziyi en el papel de Mei-Ling, la gran amiga del asesino.
Daoming Chen en el papel del alcalde de Shanghai, Fu Chin Cheng.
Jenny Pat como la concubina manchú Lih-Er.
Hye-ja Kim como el "amah" coreana de la concubina Lih-Er.
¿Quién dijo typecasting?
No hay comentarios:
Publicar un comentario