martes, 29 de marzo de 2011

Sam's Flick Picks #13 - Otona no miru ehon - Umarete wa mita keredo (1932)

Antes de empezar a criticar esta película, me es imposible antes mencionar el terremoto que ha asolado a Japón, con su consecuente tsunami y posteriores fallas nucleares, que han terminado siendo el mayor riesgo de todos. Ojalá pudiera ayudar de alguna manera, desearía hacer algo, pero no puedo, pero llamo a todos los que sí pueden a donar a la Cruz Roja dinero para poder ayudar a quienes nos han ayudado tan numerosas veces. Ahora, ya que viene al caso, vamos a hablar de una película japonesa de los años 30 y, nuevamente en esta sección, del director (ya un autor bajo mi punto de vista) Yasujiro Ozu, que en esta ocasión se nos presenta de forma muda y en blanco y negro. De este período, he visto sólo una película de él, y es "A Story of Floating Weeds" (1934), que considero su mejor película de las que he visto.
Pero I Was Burn, But... es distinta a la mayoría de las películas de Ozu que he tenido el agrado de ver, pues pese a que sigue basándose en su tema fundamental de la familia japonesa contemporánea, ahora lo hace a través de los métodos de la comedia por sobre de las del drama. Centrándose en dos personajes infantiles hermanos que llegan a un pueblo nuevo, nos presenta una lección de vida, una fábula (como dice su título original) para niños y adultos, que nos enseña, de alguna manera, cómo convivir con nuestros iguales y qué es lo que queremos de la vida.

La película parte con un auto tratando de salir de un bache de barro, es un carro de mudanza que lleva las cosas de una familia que se está mudando a los suburbios, dos niños y su padre logran sacar el auto, algo así como "familia unida, jamás será vencida", pero en clave de humor. Mientras los niños viajan a la casa nueva en el camión, el padre pasa a visitar a su jefe, que es donde vive cerca ahora. Aquí es donde se vislumbra de lo que se va a tratar la película: podemos suponer que el padre se ha mudado a un sector mejor de la ciudad, para así tener mejor contacto con su jefe, y así ganar su favor.
Pero la película no se trata del padre, sino de los niños, que empiezan a tener graves problemas con los chicos del pueblo (uno de los cuales es el hijo del jefe del que hablaba), con quienes se pelean constantemente. Llegan al extremo de faltar a clases para evitar encontrarse con ellos, llegando obviamente al extremo de mentirle a sus padres, lo cual será inmediatamente descubierto. La película se mueve por esos códigos de esconder, descubrir y luego un giro; como el momento en el que los niños le pagan a un joven empleado de un licorería para amenazar al bravucón en jefe, por lo que ellos se transforman en los nuevos "líderes".

Es increíble lo rápida que se vuelve la película cuando ya empieza a agarrar su propio ritmo de comedia, sobre todo cuando se trata de una película muda, pero se mantiene debido a que la mayor parte de ese humor tiene que ser físico, y las situaciones, algunas, son bastante graciosas como para avanzar la trama y describirnos, a la vez, a los personajes. Sin embargo, no es perfecta, y muchas veces termina siendo débil en ese aspecto.
El punto alto de todo es la calidad de las actuaciones de todos los niños que pululan la cinta, así como el mensaje que viene a volver delicado nuestros corazones hacia el final, donde aprendemos que no importa tanto lo que somos para los demás, sino lo que somos para quienes amamos y para quienes de verdad nos importan. Qué lindo. El DVD que me dió Sam es de la colección Eclipse de Criterion, con una banda sonora increíble (mi mamá dijo que parecía que alguien estuviera tocando en la pieza), y un menú bastante simple. Sobre la calidad no puedo quejarme, quiero creer que es la mejor a la que se puede aspirar tratándose de un filme japonés tan antiguo.
9/10

3 comentarios:

Sam Juliano dijo...

At its heart this great work of the silent cinema is an elegy to the lost innocence of youth, that informs a clash between the idealism you so impressively discuss here with the more sobering realities of the adult world. This is a them that Ozu examined thrughout his career, but the stylistic template was set in this early film, withits eschewing of fade outs and fade ins, and a general simplification of the film grammar. His trademark low angle shots capturing the private scenes of domestic life, and the employment of the internal dynamics of the family unit to draw out broad generalizations about society as a whole are again brought to the table, and there's a universality underpinning to the seeming innocuous youthful behavior on display here that in effect is a playing out of the life cycle.

If it qualifies as soap opera, then it's soap opera of an exceedingly profound level, that unearths a number of truths.

This is one of the greatest films of the silent cinema, and the first truly great films by one of the greatest directors (and its foremost adherent of humanism) of all-time. You've done it full justice here Jaimie!

Sam Juliano dijo...

And yes, Jaime, the Eclipse print was quite nice. Great to see your Mom was on board for this screening too.

Jaime Grijalba dijo...

Sam, well my mom didn't actually saw the film, but she heard the score as she went through the house.