domingo, 12 de diciembre de 2010

Dos Últimos Suspiros


Este post está escrito especialmente para la Blogathon "The Late Show" organizada en el blog Shadowplay, que busca distintas colaboraciones acerca de los últimos trabajos de diversos directores.Yo me he inclinado por dos directores bastante conocidos y por sus obras finales, que a la vez son bastante bien consideradas entre la gente (supongo que la finalidad era 'descubrir obras maestras perdidas', pero qué se le va a hacer). Tampoco me considero un experto en la obra de ninguno de estos dos directores, así que perdonen cualquier falta.
Entonces, tenemos ante nosotros a Luís Buñuel y Yasujiro Ozu, directores amados y respetados por la mayoría de los fanáticos del cine. Sus dos últimas películas fueron en color, luego de tener una extensa obra de cine en blanco y negro que incluso se remonta al cine mudo. Se puede decir que ellos son de los primeros directores fuera de Estados Unidos que fundaron lo que se considera Cine Extranjero, contando historias locales que se volvían universales gracias al poder del cine.
Sus últimas obras son "Cet obscure objet du désir" (1977) para Luis Buñuel y "Sanma no aji" (1962) de Yasujiro Ozu. Para mí ambas tienen tremendos atributos para considerarse entre las mejores obras de cada uno, pero tienen algo que me impide llamarlas obras maestras (no hablaré de eso acá, no por ahora, no es una crítica, para su información ambas se llevan un 9/10). Curiosamente también ambas comparten algunos elementos pese a ser referentes del cine de lugares tan lejanos como es el francés (Buñuel, aunque él fuera español) y japonés (Ozu).
Las obras de Luis Buñuel siempre han mantenido algún elemento surrealista, remanente de sus primeras obras realizadas con Salvador Dalí (y en solitario), y este caso no es la excepción. Mientras que la historia trata sobre la obsesión de un hombre mayor por una mujer que nunca parece tener claros sus sentimientos reales durante toda la película (todo esto mientras se hacen explotar autos en atentados terroristas). Lo absurdo/surrealista se encuentra en partes como el vaciado de una cubeta llena de agua sin advertencia previa sobre dos personajes (una al principio de la película, ya poniéndonos en este torbellino de curiosos acontecimientos) y en la decisión de Buñuel de hacer que el obscuro objeto del deseo (la mujer) fuera interpretada por dos mujeres, que da a conocer dos supuestas facetas de ella (la amable y la traicionera).
Yo, como soy medio idiota, no me di cuenta de esto hasta como el final de que había dos actrices interpretando el papel. En una examinación más exhaustiva me di cuenta que mientras se parecen un poco, sí pueden distinguirse diferencias entre ellas a legua y media. Pero creo que eso da cuenta del estado hipnótico en que me encontraba viendo mi primer Buñuel a color, con toda esa belleza exhuberante presente en las metáforas visuales (de las cuales era un asiduo visitante este españolísimo director) y en los cuerpos de las dos mujeres que realmente se roban la película.
Por otra parte tenemos 'Una Tarde de Otoño', que es la traducción más cercana que puedo hacer de la película japonesa del maestro Ozu, que es la historia de un viejo salaryman que vive en una colorida ciudad industrial/suburbial, a quien ya le queda poco tiempo trabajando y está pronto a jubilar. Nuestro personaje principal se pasa en las tavernas, escuchando viejas canciones, bebiendo con compañeros de escuela, todo lo cual siempre llega al mismo tema: su hija, ella ya tiene 24 años y todos creen que es hora de que le arregle un matrimonio para que pueda irse de su casa.
La decisión final es tomada cuando escucha la historia de uno de sus profesores, un anciano que apenas puede tenerse en pie, cuya hija se ha quedado a vivir en la casa de él, preocupándose en cada momento de todas las cosas que él necesita, por eso no ha podido casarse y ha vivido su vida en torno a la de este viejo. Nuestro protagonista tiene que sobreponerse a sus propios miedos para poder hacer que su hija se case, él pese a todo, necesita a alguien en casa luego de la muerte de su esposa, pero teme que su hija no podrá vivir, aparte de esto, la hija no parece peculiarmente descontenta con toda la situación. Finalmente, como suele ocurrir con Ozu, todos hacen lo que deben hacer y lo que es correcto. La película nos muestra una ciudad increíblemente colorida, pese a los malos momentos (más bien tristes) que pasan nuestros personajes, realmente es una delicia.

Pueden llegar a resultar un tanto obvias, pero las similitudes que puedo ver entre ambas obras son realmente curiosas, pese a su aparente lejanía (no pensaré en influencia en este caso). En ambas películas tenemos a hombre mayores, es decir, cuyo tiempo ya ha pasado (ya sea metafórica o actualmente), que ya no son lo que solían ser, y podríamos incluso hablar de una falta de hombría de su parte, es decir, se sienten débiles en la posición que se encuentran y por eso necesitan apoyarse moral o factualmente en mujeres que son mucho menores que ellos, ya sea para tener relaciones sexuales (escasas/interrumpidas) o una ayuda más doméstica.
Ambos hombres mayores son conscientes de las necesidades de sus compañeras menores, pero no las toman en cuenta, con resultados catastróficos o tristes para ambos lados. Sienten que podrán mantener su hombría si se ven relacionados de alguna manera con una mujer menor, que los vea como alguien varonil y fuerte, ya sea a través de una relación amorosa o la figura de un benefactor que entrega dinero sin poner muchos problemas. Finalmente ambos protagonistas tienen que entender a sus contrapartes femeninas y a la vez entenderse ellos mismos como seres humanos que ya no pueden volver atrás a sus tiempos de gloria varonil. Aceptan su debilidad y desaparecen en la soledad.
Es curioso que, de alguna manera, el mismo tema sea tocado por dos directores con estilos y tipos de obra completamente distintas específicamente como última obra cinematográfica. Para ambos es un testamento de su grandeza, pero a la vez de un momento por el cual estaban pasando (y aquí empiezo a especular), de una aceptación propia de la debilidad intrínseca que viene con la edad y la relación continua con las mujeres.
Es un tema tremendamente sexual y personal el que pueden tocarse con estas obras, lo que hace todo aún más difícil si los directores están muertos y se puede fácilmente llegar a ofender, cuando lo único que se quiere decir acá es que ambos directores han testimoniado con sus obras su impotencia.

1 comentario:

Sam Juliano dijo...

Excellent post here Jaime, on two of my favorite directors of all time, and two that as you well-delineate are as different as any two artists out there. Ozu is a humanist, while Bunuel is a surrealist and a satirist. Bunuel aggressively attacks the Church, while Ozu embraces its philosophical underpinnings and examines familial isses of marriage, old age and Western influences in a changing society.

By any barometer of measurement these are two of the greatest of all.