Se rumorea, mas bien se sabe, que el director de esta cinta, Satyajit Ray, nunca había tomado o grabado alguna cosa con una cámara de cine el día en que empezaba la filmación, su director de fotografía lo mismo, igual que los niños que actuaron en la película. Es increíble que con esa cantidad de inexperiencia esta película sea tan buena y tan reconocida mundialmente como una de las mejores películas de India y de las mejores de la historia del cine (junto a sus dos partes subsiguientes, que hacen en conjunto la Trilogía de Apu).
La razón principal para esta clase de aclamación por parte de casi cada crítico que se precie de serlo, viene porque es un retrato naturalista sociológico de una realidad del momento en India. Una pobreza que no sólo se ve en los personajes, sino también en la forma en que fue hecha la película, con corte de fondos y rescate del gobierno incluído en todo. Hay veces en que, leyendo la historia de la producción de este filme, me dije que era mucho más entretenido y decidor que lo que finalmente se muestra en la trama.
Lo que hace de esta película inolvidable son los personajes que conforman esta familia, con la cual nos quedamos por las dos horas de metraje. El más memorable tanto visual como caracterizadoramente es la tía de la familia, una viejilla agradable que siempre protege a sus sobrinos, es querida por todos los vecinos y tiene exigencias simples para con la vida, definitivamente ver su cuerpo y sus movimientos mientras habla te deja sin aliento, eso aparte de su capacidad actoral, que realmente es increíble. Cuando los niños encuentran el cuerpo de su ya decrépita tía me dejó con el corazón en la boca por la emoción que me embargó.
Luego está Durga, la hija mayor, que pasa sus primeros momentos en el filme robando fruta y otras cosas a los vecinos, es un personaje que claramente aspira a mucho más, a un mundo alejado de la selva en la que vive en este momento, hacinada, retenida, sin posibilidades reales de ser algo más, lo que es una lástima. En sus ojos se puede ver su increíble alma a la vez que su tristeza (la foto de arriba es de ella), realmente acojonante.
Apu es el personaje menos desarrollado, pero se puede ver que esto está hecho para que él tome la batuta en las películas que habrían de seguir del mismo director. Es un niño que es frágil y provoca el instinto materno en Durga, su hermana, con quien en un principio son compañeros de juego, para luego transformarse en un repuesto para una madre decepcionada.
La madre es otro personaje muy interesante, sobre todo porque es la que se ve afectada principalmente debido a la pobreza, es ella quien no puede darle educación a sus hijos, pues ella está encargada de ellos, pues el padre no está el 100% presente. La madre sufre a cada instante a causa de no tener dinero, siempre le pide dinero a su esposo, le dice que busque trabajo, pero eso no la hace un personaje superficial que lo único en lo que piensa es en el dinero, mas bien al contrario, su sufrimiento viene por una causa social: está claro, y sus vecinos lo entienden, que ella no puede trabajar para mantener a sus hijos, sólo el padre puede hacerlo, y aquí se muestra de la forma más cruda posible.
El padre, finalmente, es un hombre culto, ha estudiado, pero las circunstancias lo han dejado en la pobreza. Quiere ser escritor de obras de teatro y siempre tiene esperanzas en lo que va a hacer y en lo que está haciendo, aunque nosotros, representados por la madre, no siempre creamos en lo que él dice o no somos tan optimistas. Obviamente el desastre es lo que lleva a este personaje a reconsiderar todo lo que ha dicho su esposa, aunque signifique romper con la tradición cultural de su familia.
Es una película esencial para cualquiera que se considere fanático del cine y, aunque no es lo mejor del mundo, sí se deja ver, sobre todo por sus personajes y su espléndida banda sonora.
8/10
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