Las películas de los Hermanos Coen, para algunos, se han transformado en verdaderos eventos cinematográficos, algo que es esperado en todo un año para ser testigos de la enorme capacidad técnica que tienen a la hora de encuadrar, iluminar y dirigir a sus actores. Muchos han dicho que ellos cuentan con el toque mágico, es decir, todo lo que realizan se considera perfecto o de cierta calidad peculiar. Son, después de todo, considerados entre los mejores directores que están trabajando en este preciso instante haciendo películas de calidad frecuentemente superior año a año, después de que ganaron un Oscar han podido hacer prácticamente lo que ellos han querido y han estado ganando más dinero y más fama, si es eso posible.
Para mí, sin embargo, mientras que tienen a su haber buenas películas y mantienen una gran calidad, uniforme si se quiere (al más puro estilo de Yasujiro Ozu), pero no por eso necesariamente especial. Su mejor película, de las que he visto, es "Raising Arizona" (1987), una verdadera obra maestra estilística con una actuación central brillante de parte de Nicolas Cage, además de ser una de las que más viene a cerrar su universo en sí mismo, sin dejar muchos cabos sueltos y a la vez teniendo diversas dudas acerca de ciertos personajes. "Fargo" (1996) también es una de sus mejores películas, un verdadero clásico americano, pero que demora un tanto en llegar a su punto. "O Brother, Where Art Thou?" (2000) es uno de sus mejores esfuerzos en términos de ambientación histórica, en lo cual se han estado preocupando de sobre manera en sus últimos dos filmes. "No Country for Old Men" (2007) puede estar un tanto sobrevalorada, pero eso no quita que sea una de las mejores películas del neo-western. "Burn After Reading" (2008) es un ejercicio en la futilidad misma de la vida, una pintura del nihilismo puro y de verdad una comedia increíble. "A Serious Man" (2009) fue una de las películas más sorprendentes en el sentido de que no me había esperado algo tan bueno.
Todas esas películas se destacan por tener un cierto humor propio (negro o aún más negro en otras ocasiones), así como una cierta preocupación por los personajes en que cada uno resulte memorable y a la vez distinguible el uno del otro. Puedo recordar la mayor parte de todos los personajes de las películas de los Coen y eso es algo que no muchos pueden lograr. También hay ciertos primeros planos a los rostros, lo mismo que un humor que no es el común de chistes sino de la nerviosidad que produce estar en la situación que se encuentran los personajes, si se quiere, un humor "cósmico", como un Dios que mira abajo y se ríe al ver cómo el entramado de su universo se tuerce en sí mismo causando sufrimiento en sus creaciones. Pero "True Grit" es harina de otro costal, simple y llanamente.
Partiendo, se trata de una adaptación de un libro que ya ha sido llevado a la pantalla protagonizado por John Wayne en "True Grit" (1969), es decir el material no es suyo y podría confundirse por un remake, aventura que ya corrieron en "The Ladykillers" (2004), que resultó inferior como obra individual y en comparación con la obra maestra que resulta ser la original "The Ladykillers" (1955). Sin embargo, ya hicieron una película basada en algo, una novela de Cormar McCarthy en este caso, en "No Country for Old Men" (2007), resultando una casi obra maestra de épicas proporciones. Así que tenemos perspectivas de los dos lados. La diferencia es que mientras esas dos películas se sienten Coen, "True Grit" no lo logra, se siente como si fuera dirigido por cualquier otro, y en un western eso puede ser fatal.
Este western trata sobre una niña de 15 años que llega a la ciudad donde su padre ha sido asesinado por un forajido que ha escapado al más puro estilo del Viejo Oeste con un caballo y a través de un desierto, dejando un rastro de silencio tras de sí. Luego de muchas peleas, tire y afloje y conocer a un grupo de curiosa gente (único rasgo que se mantiene, débilmente, del estilo Coen), contrata a Rooster Cogburn, un ex marshall y ahora cazador de recompensa para que detenga a este hombre y lo lleve a la justicia por ese crimen. Ahora, hay dos problemas, el principal es que Rooster es un borracho y no quiere tener a esta niña diciéndole qué tiene que hacer. Lo otro, es que este forajido es buscado por otro crimen por un segundo caza recompensa llamado LaBeouf, pero por otro crimen en otro lugar del país.
Lo que sucede es que la película se transforma en una suerte de "road movie", en la cual ocurren eventos absurdos y otros serios, buscando pistas, con las clásicas separaciones que involucran este tipo de filmes y que termina uniendo a todos de nuevo en un grupo mucho más unido y fuerte a la hora de enfrentarse contra la banda que protege, de una u otra manera, a este atribulado forajido, que a la hora de la verdad parece no ser tan amenazador. Finalmente, la fuerza de la película reside en esos pequeños momentos que son geniales, pero que al terminar la película y ver los nombres de Joel y Ethan Coen dejan a uno rascándose la cabeza y diciéndose... ¿por qué?
La fortaleza de la película se centra en dos pilares fundamentales. Uno es la espléndida fotografía de Roger Deakins, que finalmente le otorgará un Oscar, y que se presenta como tremendamente brillante y que enfatiza los rostros de los personajes y los diversos climas que cubren la estepa del western clásico, que recuerda a sus mejores días en los años 50-60-70. El otro pilar son las actuaciones de todo el cast, otro signo de la dirección de los hermanos Coen, por parte de Jeff Bridges como el ebrio Rooster, con mucho humor seco y extrema fuerza bruta. Luego tenemos a Matt Damon realizando una performance correcta como LaBeouf, siendo uno de los personajes más cercanos al estilo Coen (pero aún así sin lograr lo característico). La gran actuación sin dudas es de la protagonista Hailee Steinfeld, que logra un tremendo debut con una performance llena de implicaciones de todo tipo, con unos gestos de rostro y un acento entretenidísimo, sin duda lo mejor de la película.
Pero a la hora de la verdad, no se siente como una película Coen y eso la mata. Pese a todo, es muy buena y merece ser vista para ser testigos de la tan anunciada vuelta de los westerns en uno de sus mejores ejemplos. Nominada a diez premios Oscar, se llevará el merecido premio a la Mejor Fotografía y nada más. ¿Pena? No mucha.
8/10
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