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sábado, 22 de septiembre de 2012
100 Días de Terror - Nº 61: A Nightmare on Elm Street (2010)
Innecesario, por Jaime Grijalba.¿Hay alguna razón real no comercial por la cual se quiere hacer un remake? Poca veces pasa en que la acción del remake es realmente artística y no una manera de ganar dinero de nuevas maneras más simples, en el sentido de que será más fácil hacer algo ya probado y que ya está hecho por otras personas de mejor manera. Sólo, de lo que me puedo acordar, Alfred Hitchcock y Yasujirô Ozu realizaron remakes de manera no comercial sino mas bien retrospectivas de sus propias obras y con un afán de redescubrimiento así como de entrega de nuevos talentos al ámbito cinematográfico. Cuando se hace un remake de una cinta de terror usualmente nos vamos a encontrar con el lado contrario de la vara, donde se encuentra la mierda y el afán comercial. Eso es malo cuando tenemos un producto que tiene una cantidad importante de talento a su haber y sin embargo falla estrepitosamente por diversas razones. Es claro que una cinta como la original "A Nightmare on Elm Street" (1984) es una obra maestra del terror y un gran agrado visual en cada segundo, con un gran uso del color y principalmente de la sangre; transformar un concepto tan familiar y a la vez interesante como el de Freddy Krueger para hacer una cinta gris y sin ánimo de entretener en lo más mínimo, a la vez quitándole toda la violencia explícita, transformándolo en un ejercicio malo y poco interesante, pero que uno desea que hubiera tenido mejor término. Por ejemplo, la fotografía resulta interesante en muchas partes, mientras que en otras resulta simplemente gris o marrón, dando lugar a colores feos, poco interesantes y que no nos dice nada acerca de la historia o de la estética fija de la película, salvo que se trata de otro producto hollywoodense sin un cuidado ni propuesta de dirección interesante. La dirección es insulsa y sólo trata de imitar la maestría de Wes Craven en el claroscuro mientras que imita tomas y situaciones de la cinta original sin darle un punto de originalidad a todo el asunto, pero el hecho de que imite a un maestro como Craven le da cierta vida muerta a la cinta que de otra manera no tendría si se hubiera decidido no imitarlo. Luego tenemos la presencia de Jackie Earle Jones en el papel del asesino favorito de todos los tiempos, pero sin dejarle ninguna posibilidad de actuar, cubriendo su rostro de una horrible máscara de efectos especiales que no se ve real en ningún momento y que sólo viene a dejarnos en nostalgia con respecto al maquillaje que llevaba Robert Englund en todas las cintas anteriores que llevaron este título. Finalmente, se le da a todo el asunto detrás de la historia de Freddie algo más de oscuridad y un par de giros que resultan ridículos e inútiles, pese a que el afán por mostrarnos la posibilidad de los más escabroso es encomiable, no llega a ninguna parte interesante, no se habla de manera demonizadora, no se habla de manera crítica y menos se habla de manera interesante acerca del tema de peso. Una oportunidad perdida.
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