Hay veces en que uno va a ciertas películas sin saber mucho, sin esperar nada particular, solamente teniendo fe en lo que va a ver y que por lo menos le dará algo que hablar. Nunca esperas tener una oportunidad única, nunca nadie va al cine esperando ver algo único e irrepetible, pocas veces nos topamos con oportunidades tan bellas como la que yo tuve la posibilidad de tener en mi corta vida como fanático, estudioso y asiduo comentador de cine. Desde el año pasado se realiza en el Cine UC un Festival de Cine Asiático, y tienen diversas líneas de películas que muestran, y la que me hizo comprar el pase para poder llegar a ver unas seis películas a precio conveniente, fue una pequeña retrospectiva de terror japonés. A mí me encanta ver terror japonés y me daba la oportunidad de revisitar algunas cintas así como descubrir una que otra nueva. Nunca esperé llegar el primer día del festival, entrar para ver una película llamada The Monk and the Temptress que me encontraría con la siguiente noticia puesta en la pantalla, a minutos de que la cinta empezara:
Si no se lee muy claramente, lo transcribiré, en la pantalla decía: "La película que verán a continuación se proyectará en formato 35mm, es el formato original de la copia que llegó en 1959 y pertenece a la 'Cinemateca del Pacífico', es la única copia existente que por el paso de los años y el propio desgaste..." El resto habla de cómo el color es casi inexistente y vuelve a pedir disculpas... pero es innecesario, maldita sea. Estamos viendo, seguramente, una de las últimas si no es la última copia existente de esta cinta japonesa, ¿y se tienen que disculpar? Claro que la película dice que está a color en todos sus momentos, y debe haber sido hermosa, pero nos ha llegado con un tono sepia/rosado que viene a suplir la mayor parte de las faltas que tiene la cinta. Pese a todo, ver una película tan vieja en 35mm fue una experiencia mágica, como estar presenciando algo que viene de otro planeta, una película perdida en el tiempo y de la cual casi nadie habla, una cinta de terror japonés de antaño que ojalá estuviera disponible a más personas.
La película trata de un monje que va a camino a su monasterio, pero debe detenerse en el camino por que está cansado, se detiene entonces en la casa de una mujer, la tentadora, la cual lo obliga a quedarse entregándole los placeres y las cosas que seguramente no obtendría siguiendo la vida que pretende seguir en la cima de la montaña. Es una cinta sumamente sexualizada, con grandes momentos de erotismo y actuaciones magistrales de parte de todos los actores. La historia puede sonar moralista, y de alguna manera termina con moraleja, pero no duda en mostrar lo peor del ser humano cuando es puesto bajo presiones: la moralidad no implica evitar la dureza. La cinta tiene elementos fantásticos y otros un tanto terroríficos, hay momentos que dan risa y otros que emocionan enormemente. Ojalá pudiera hacer que todos vieran esta cinta olvidada por el hombre, los fanáticos y los estudiosos, es una que pondría muchos puntos sobre las íes en estudios cinematográficos sobre diversos temas.
9/10
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