Qué bien se siente empezar a ver una película de Sherlock Holmes creando lo que será el cliché de todas las posteriores representaciones de Sherlock Holmes (salvo por la "Sherlock Holmes" (2009) donde se destruyó toda la imagen y se transformó en una cinta de acción aburrida sin nada del misterio que nos entrega la idea de Holmes), el hombre de la pipa y nariz aguileña acompañado por un gracioso, gordo y a veces torpe Doctor Watson (lo bastante contrario a los relatos originales como para olvidar a todos que estos existían), podríamos decir que todas las adaptaciones que vendrían a continuación, al menos hasta la década del 2000, se basarían más en este arquetipo y en esta película en específico para caracterizar y darle pie a una narrativa tipo de misterio apasionante, la cual sería repetida hasta la saciedad bajo la actuación de Basil Rathborne en múltiples cintas que seguirían a lo largo de los años 40, él se volvería el rostro de Sherlock Holmes, cada vez que se habla de él, su imagen es la que aparece en nuestra mente y es en quien se basa la mayoría de las representaciones dibujadas (cara larga, nariz aguileña, ausencia de vello facial, peinado a la Sherlock). Esta es una cinta seminal, y no solamente eso, sino que además es tremendamente entretenida y misteriosa hasta el final.
La historia es una de las más clásicas, reconocidas y adaptadas de la historia cinematográfica de Sherlock Holmes, la del sabueso de Baskerville, que nos pone en la terrateniente zona para darnos un cuento de orígenes sobrenaturales, con un perro fantasma que acecha a la familia Baskerville, sobre todo al nuevo heredero después de la extraña y misteriosa muerte del patrón y cabeza de la familia. El heredero viene y uno de los doctores y amigos de él decide contactar a Sherlock Holmes con el fin de que lo proteja, pues sabe que de alguna manera alguien tratará de matarlo. El asunto es que la cinta nos pone de inmediato en la mentalidad de Sherlock, dándonos una muestra del poder deductivo, sabiendo muchas cosas acerca de el invitado a través de su simple bastón para caminar. Luego nos movemos a la misteriosa tierra de Baskerville, donde hay un pantano mortal (que lamentablemente nunca es usado) además de conocer a todas las personas que viven alrededor, de las cuales obviamente una es la culpable (y tal vez sea la más obvia) de todo el asunto que implica matar al nuevo heredero. Aquí es donde la película cae un poco debido a la aparente desaparición del personaje principal de Sherlock Holmes, que se encuentra investigando por su propio lado todo el asunto. La película tiene una interesante fotografía y tomas espectaculares, como son todas las que contienen al famoso sabueso. La interpretación de Rathborne es magistral y habría de inspirar a todas las interpretaciones posteriores del maníaco detective. Una película entretenida, para pasar el tiempo, pero con un valor histórico del cual todos deben ser testigos.
8/10
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