Wow, esperaba muchas cosas, y tal vez una de ellas fuera el resultado final que tenemos entre manos. Claramente sigue el mismo camino repulsivo y repugnante de la anterior cinta basada en cuentos de Lovecraft del mismo director, explotando en sangre, vísceras, explosiones y las cosas menos lovecraftianas posibles (en el sentido de que H.P. era mas bien callado y sinuoso en su forma de describir, prefiriendo la efectividad del "indescriptible" a mostrarnos cómo son las vísceras de la criatura a la cual se está enfrentando el protagonista. Sin embargo, esta película, de alguna manera, se acerca más a lo que hizo más conocido a Lovecraft: su ciencia ficción relacionada con la presencia de algo más allá de lo humano, no necesariamente un Dios, sino que basándose en descubrimientos de su época (principalmente la de científicos que hablaron de los colores en espectros invisibles para los seres humanos) para crear historias donde científicos van más allá de lo que deben y descubren una dimensión que convive con la nuestra y que solamente tenemos que despertar en nosotros... esa es la trama central de esta película ochentera, llena de efectos especiales viscosos y repugnantes, una limosa sensación que queda en nuestras manos y ojos al ser testigos de las criaturas y las mutaciones a las que son expuestos nuestros personajes a causa de su entrada a ese mundo invisible y paralelo. El asunto es que dos científicos inventan una máquina que permite acentuar las habilidades de la glándula pineal, dándole la idea de "tercer ojo" que les permitiría ver ese mundo, el cual es horrible y al cual necesitan escapar inmediatamente: gusanos gigantes, de hecho, le comen la cabeza a uno de ellos, dejando al otro en un manicomio.
Una doctora cree en lo que dice y decide sacarlo para volver al lugar donde se hicieron los experimentos, a fin de repetirlos, es entonces cuando reaparece el científico muerto, una presencia del "más allá" ha tomado posesión del cuerpo, el cual muta constantemente en destrucciones sangrientas, médicamente incorrectas y que deberían ser razón para la muerte y no para la risa que le da a nuestro científico atrapado. Lentamente notamos que la máquina, pese a no estar encendida, tiene poder para manipular a nuestros protagonistas y hacerlos hacer cosas que no deberían y terminar por encender la máquina para que lentamente empiece a apoderarse del mundo. La película es una delicia técnica, con efectos especiales impresionantes, sobre todo los relacionados con los monstruos mutados, así como una fotografía e iluminación que nos pone directamente en el modo terrorífico, sicodélico y enfermizo/gore/repugnante en que necesitamos estar para poder empezar a caer lentamente en la locura completa que es esta cinta. Con actuaciones ya probadas y especiales para este tipo de película, con grandes momentos de pirotecnia, escenas de acción, terror y desesperación total a cada momento que pasa, todo mezclado con una sensación de estar viendo algo que podría ocurrir si es que alguien se atreviera a pasar una barrera prohibida por el ser humano. Esta es una buena película que merece ser vista con más seriedad.
8/10
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