Por alguna razón esta cinta dió lugar a nueve secuelas, la última de ellas saliendo este año (algo interesante para analizar el día que haya visto todas las películas de la historia y lo último que tenga que hacer sea eso), y esa razón es que esta primera película parece hecha completamente con el fin de realizar un producto de culto, comercialmente atractivo para cierto público del horror que se siente atraído a este tipo de material sangriento, ridículo y a la vez inventivamente asustadizo. La película trata de un hombre que ha perfeccionado el arte de la creación de marionetas y muñecos, las cuales cobran vida y personalidad inmediatamente, claro que son usados para atacar y matar a los enemigos de este hombre. Al principio de la cinta vemos cómo se mata antes de que un par de hombres vestidos de negro tratan de robarle su secreto, todo esto acompañado de los muñecos, con los cuales se comunica como si fueran sus propios hijos. Luego viene el funeral, al cual atienden todos los parientes y amigos, ante lo cual se discurre un montón de eventos aburridos y sin ninguna cantidad de marionetas hasta que llegamos al minuto 36 o algo así, donde finalmente somos testigos de una (aburrida) muerte a manos de una marioneta, la más graciosa de todas.
La película es lenta y aburrida durante mucha parte de su metraje, pero cuando entran estos pequeños demonios, todo cambia, las secuencias se vuelven entretenidas e incluso hay cierto juego de montaje, ritmo y repetición en sus últimos momentos, pero no lo suficiente como para levantar a esta película de la mediocridad. Los efectos especiales son los que salvan a una película que no hubiera tenido 9 secuelas de otra forma.
6/10
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